El diagnóstico de cáncer afecta al paciente y a su familia y tiene la característica de estar atravesado por múltiples factores como, por ejemplo, las dudas, las culpas, los cambios corporales y el miedo a la muerte.
Además, el cáncer es una enfermedad con la que el paciente puede convivir durante años transitando diferentes etapas. Por eso es importante poder contar con el apoyo de un especialista en psicooncología: una especialidad que se dedica a la salud mental y emocional del paciente y su familia durante todas las etapas de la enfermedad oncológica, que ayuda a transitar aportando contención, escucha y diferentes herramientas.
"El psicooncólogo es un profesional, en general del área de la salud mental, que está formado para comprender cuestiones multidimensionales de la enfermedad oncológica que incluyen no solo los factores relacionados a lo médico sino también todo lo relacionado a la atención integral de la persona en su dimensión psicológica, social y espiritual", explica la licenciada en psicología y psicooncóloga María Fernanda Montaña (MN 33687) que forma parte del Área Psicosocial de Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC).
"El psicooncólogo debería poder evaluar al paciente y a su entorno desde el primer momento del diagnóstico. No todos los pacientes van a necesitar el apoyo de la psicooncología, pero sí es importante que todos sean evaluados de inicio para determinar la complejidad con lo psicológico, lo social, lo espiritual", agrega la especialista.
"Identificamos si hay contención familiar o de amigos cercanos, cuáles son los recursos con los que cuenta, revisamos sus preocupaciones y tenemos interacción con su médico y los enfermeros con los que interactúa", agrega la especialista.
Adaptarse a los cambios
Por las características propias de la enfermedad, los pacientes y sus familias van a atravesar diferentes cambios que van a impactar sobre diferentes aspectos de sus vidas:
Cambios en los roles familiares
Cambios laborales
Cambios en su economía
Cambios en su imagen corporal
Cambios en su lugar de residencia (si tiene que trasladarse hacia otra ciudad o provincia para obtener su tratamiento)
"El paciente y su familia sufren un shock con el diagnóstico- explica la Dra. Adriana Romeo (MN 65266), especialista en Psicología Médica y Psiquiatría, Jefa del Servicio de Psicopatología Del Instituto de Oncología A H. Roffo- y, en muchos casos, aparece la idea de la muerte, dolor, sufrimiento y deterioro. Hay quienes cuestionan por qué apareció la enfermedad, otros se culpan y muchos buscan un significado de lo que les pasa. Todas estas ideas llevan a la angustia, ansiedad e incluso depresión. Por eso trabajamos en las diferentes etapas de la enfermedad: diagnóstico, tratamiento, vuelta a la vida cotidiana y recaídas (si aparecen)".
"Trabajamos antes de que se desarrollen las situaciones. Por ejemplo, cuando sabemos que va a llegar la caída del pelo o cuando van a atravesar cirugías como mastectomías que van a significar cambios corporales u otras situaciones que pueden ser muy difíciles para las personas. El psicooncólogo va acompañando y dando recursos para adaptarse más fácilmente a los cambios", explica Montaña.
Hay situaciones concretas, como los trastornos en el sueño, que pueden aparecer en los momentos previos a los tratamientos. "Es importante que el paciente entienda por qué no puede dormir: si es por ansiedad, por efectos del tratamiento, etc. Entonces, trabajamos en cada situación particular con herramientas para que el paciente se sienta mejor".
Contención para las personas que cuidan a pacientes
"Los psicooncólogos acompañamos a las familias, porque ellas también atraviesan múltiples situaciones y están cansados, preocupados, con mucho desgaste. Son los que cuidan, acompañan, sacan turnos, se encargan de la burocracia, ocupan roles familiares que antes no tenían. Ellos también tienen miedos e incertidumbre", afirma la licenciada Montaña. "Por eso los acompañamos para que ellos también tengan recursos para este nuevo rol que están cumpliendo en las diferentes etapas que va a atravesando junto a su ser querido". Uno de los momentos claves de la enfermedad es el momento del diagnóstico. "El paciente debe ser informado de lo que él quiera ser informado. Para eso debemos detectar cuál es el estilo de afrontamiento de cada persona ante las situaciones adversas. Además, empoderamos al paciente para que pueda disponer de sus recursos y así formar parte activa en la toma de decisiones en relación a su enfermedad", explica la especialista.
"También ayudamos para que los pacientes también puedan informar de su enfermedad a sus parientes más cercanos como por ejemplo a sus hijos o a sus padres si son personas mayores", agrega Romeo.
La experiencia de un paciente
Javier Mosquera tiene 57 años y es arquitecto especializado en espacios corporativos y educativos.
El 28 de febrero de 2022 no pudo recordar una palabra que quería decir. Al rato, le pasó lo mismo con otra palabra. Tuvo la posibilidad de acceder esa misma tarde a una resonancia de cerebro y allí apareció que tenía una lesión cerebral, la cual le estaba ocasionando dificultad en el habla (por ejemplo: decía “cuchibacha” en vez de cucaracha, “dient” en vez de dieta, y “nercionador” en lugar de resonador).
A los pocos días le hicieron una neurocirugía con la técnica de sedación-despierto-sedación para evaluar todos los componentes del lenguaje. Y, cuando le hicieron el análisis patológico, le diagnosticaron el tumor glioblastoma.
Cuando le dieron el diagnóstico, su hija mayor habló con una amiga psicooncóloga, quien le recomendó iniciar un tratamiento. A los pocos días, comenzó a tratarse semanalmente con la especialista. "Cuando me diagnosticaron cáncer, no me imaginaba que me esperaba un proceso largo (si tenía suerte), muy cambiante, lleno de obstáculos, desafíos, turbulencias en lo anímico, miedos y también alegrías. Incluso, no sabía que era posible que no exista una solución para mi enfermedad. Fue como revolcarse dentro de una ola gigante, con altos y bajos, sombras y luces", comparte Javier.
"El tratamiento con la psicooncóloga me forzó a “setearme”, a resignificar situaciones y a reencontrarme en muchos aspectos. Fue, y es, un constante redescubrimiento y aprendizaje, tanto de lo interior como con lo que sucede en lo exterior. Tuve el amor incondicional y el acompañamiento de mi esposa y nuestros fantásticos cuatro hijos, con quienes formamos un increíble equipo con los que "navegamos en mar abierto". Y, desde el inicio, mi psicooncóloga me acompaña a transitar todo este complejo proceso, a vivirlo de otra forma, a tomar conciencia, y a encontrarle sentido mientras navegamos con nuestra "balsa”, agrega.
“No fue ni es fácil. Vivo a 50 km de distancia del hospital a donde, por momentos, debía ir casi diariamente. Y, también, fue laborioso el tratamiento de rehabilitación del habla”, comparte Javier.
Por último, afirma: "Creo que lo más difícil fue tomar conciencia de que el tratamiento de este tipo de tumor no admite mucha planificación, sino apenas un rumbo para ir avanzando paso a paso y con pequeños objetivos a corto plazo”.
Tener una enfermedad grave involucra todas las dimensiones del ser humano como sus emociones, su relación con su familia y amigos o su capacidad personal para enfrentar momentos muy difíciles. Tener la posibilidad de contar con una escucha especializada, que pueda aportar herramientas y consejos desde el conocimiento profesional puede colaborar con que el camino de atravesar un cáncer sea menos duro.
Actualmente, en Argentina ya son muchos los hospitales públicos, sobre todo los especializados, que cuentan con profesionales especializados en psicooncología. También en clínicas privadas y en muchas asociaciones de pacientes o instituciones que tienen grupos de apoyo liderados por estos especialistas.
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