Leucemia: una enfermedad que tiene cada vez más posibilidades de mejores tratamientos.
La leucemia es quizás el cáncer de la sangre más conocido, pero no es el único. También existen el mieloma múltiple y los linfomas.
"Nos referimos a cáncer en la sangre cuando los tumores aparecen en las células de la sangre y la medula ósea (que es un órgano que se encuentra en el interior de los huesos y es el que produce los glóbulos blancos, rojos y plaquetas), siendo los glóbulos blancos -llamados leucocitos- la serie más frecuentemente comprometida en las leucemias. También incluimos en los cánceres oncohematológicos a los tumores que comprometen los ganglios, el bazo y el hígado, siendo los más frecuentes los linfomas”, explica la médica especialista Dra. Isolda Fernández (MN 69088), Jefe del Servicio de Hematología de Fundaleu. "Cuando el tumor afecta los ganglios, la enfermedad se llama linfoma; cuando afecta los huesos por el compromiso de un tipo de glóbulo blanco llamado plasmocito, se trata de mieloma múltiple; y cuando hay un crecimiento descontrolado de los glóbulos blancos, la enfermedad es la leucemia", agrega.
La etimología de la palabra "leucemia", significa "sangre blanca"; y tiene raíces griegas
de las palabras leuko, que significa blanco, y haima, que significa sangre. Es decir,
leucemia es la presencia de muchos glóbulos blancos en la sangre.
¿Cuáles son los síntomas que llevan a la detección de las leucemias?
La doctora Fernández comparte que los diagnósticos se realizan a partir de
diferentes motivos de consultas, como por ejemplo cansancio, las infecciones o
fiebres recurrentes, los hematomas o sangrados relacionados con la falta de glóbulos
rojos y plaquetas y a glóbulos blancos anormales.
"Para el diagnóstico inicial, que da la pauta de que podría tratarse de una
enfermedad de este tipo, solo se necesita la realización de un análisis de sangre muy
común como el hemograma. Por eso, muchas veces, cuando la enfermedad es
crónica, puede detectarse aun cuando no hay síntomas. En esos casos, se dice que
fue un ‘hallazgo’ porque se llegó al diagnóstico a partir de un análisis de rutina.
Luego se necesitarán análisis más específicos para determinar el tipo de leucemia y,
con esa información, poder realizar el diagnóstico exacto para decidir qué tipo de
tratamiento es el más conveniente".
¿Cuáles son los diferentes tipos de leucemias?
La leucemia como enfermedad se divide en dos grupos: agudas y crónicas. De acuerdo al tipo de glóbulo blanco comprometido se dividen en linfoide o mieloide quedando:
● Leucemia Linfoide Aguda (LLA)
● Leucemia Mieloide Aguda (LMA)
● Leucemia Linfoide Crónica (LLC)
● Leucemia Mieloide Crónica (LMC)
"En los casos de que las leucemias sean crónicas, los síntomas son mucho más leves
que los casos de las leucemias agudas y, en muchos casos, se puede incluso convivir
con la enfermedad, a diferencia de los casos agudos. Es importante aclarar que
ambas leucemias tienen tratamientos. Además, los análisis genéticos para detectar
mutaciones que son alteraciones adquiridas en nuestros genes nos abrieron nuevas
posibilidades para la elección de las opciones de tratamiento sean más específicas y
con mejores resultados", explica Fernández.
"Hoy, el avance de las opciones terapéuticas y los trasplantes de médula ósea- para
los cuales se requieren que los donantes sean familiares o personas con ciertas
compatibilidades- está permitiendo una mejor evolución de la enfermedad, logrando,
en muchos casos, que la remisión sea completa o sea que no haya evidencias de la
leucemia (que el paciente se cure) o que la persona pueda convivir con la
enfermedad en el caso de las crónicas", asegura la especialista de Fundaleu.
¿Cuáles son los desafíos emocionales que enfrentarán los pacientes y sus seres
queridos?
Los pacientes con leucemias agudas y sus familiares van viviendo diferentes etapas
desde el diagnóstico hasta el final de los tratamientos. Según el caso, puede haber internaciones muy largas, tratamientos duros de sobrellevar, trasplantes de
células progenitoras que requieren muchos cuidados, etc. A esto, se suman los
miedos y la incertidumbre que conlleva un diagnóstico de cáncer y, en particular, de
leucemia.
"La primera pregunta de los pacientes es ‘¿me voy a morir de esto?’; entonces
nosotros les explicamos cómo son los tratamientos y todas las opciones con las que
contamos hoy en día. Luego vienen las dudas sobre si van a poder tener hijos o volver
a sus trabajos. Y, cuando los tratamientos finalizan, la incertidumbre viene por si la
enfermedad puede regresar. Entonces les informamos que siempre puede volver,
pero que, a medida que pase el tiempo, cada vez las posibilidades serán menores",
explica Fernández.
Los pacientes y sus familias -que además cargan con sus otras obligaciones como el
trabajo o sostener a otros familiares- requerirán a lo largo del tratamiento mucha
contención y acompañamiento. Por eso, contar con apoyo psicológico, pero también
con la presencia de sus seres queridos, puede marcar una diferencia.
Además, existen terapias como la integrativa, que encara de forma integral a la
persona e incluye reiki, meditación, yoga, visualización y musicoterapia, etc.
Finalmente, el intercambio con grupos de pacientes y ex-pacientes que, a través de
encuentros y charlas, comparten sus experiencias, puede resultar muy valioso para
quienes transitan la enfermedad.
Leucemia, en primera persona
Daniela Mandriotti tuvo leucemia y desde entonces destina parte de su tiempo a
ayudar a quienes están padeciendo la enfermedad. Hoy tiene 48 años, es Gestora cultural y profesora de historia y, hace 14 años, fue diagnosticada con Leucemia
Mieloide Aguda (LMA), pero llegar al diagnóstico no fue nada fácil.
"Tenía fiebres altas e infecciones -para las que me daban antibióticos- pero, aunque
se curaban, volvían a aparecer. Además, tenía un gran malestar, cansancio y bajo peso que adjudicaban a que estaba amamantando a mi hijo. Finalmente, luego de una semana con 40 grados de fiebre, me internaron y una profesional vio ‘algo’ que no estaba bien en mi hemograma. A partir de ahí, luego de análisis y punciones, se llegó al diagnóstico", cuenta Daniela.
Cuando me informaron que tenía leucemia, solo pregunte ‘¿qué tengo que hacer?’.
Siempre tuve la certeza de que había un camino que recorrer, por largo, duro y
difícil que fuera. Que lo fue, sin dudas. Fue un camino doloroso en el sentido más
literal del término y muy angustiante por momentos. Pero siempre mi norte fue
regresar a casa con mis hijos, Mora y Dante, que en ese momento tenían 7 y 1 año y
meses y que fueron, y son, el pilar y sostén de toda esta historia, porque tenía un
afuera al que volver. El tratamiento lo inicié en febrero de 2009 y duró hasta agosto
de ese año, con muchos meses de recuperación física, pero logrando una remisión
completa de la enfermedad luego de un trasplante autólogo (autotrasplante). Fueron
3 internaciones largas (entre 25 días y casi 2 meses cada una) y quimioterapia. En ese
proceso fue fundamental la red de familia, amigos y pareja, sobre todo en las tareas
de cuidado a mis hijos. Siempre había alguien que se quedaba a dormir conmigo, a
sostener, a cuidar, a charlar, a lo que sea que yo necesite. Eso, y saber a mis hijos
contenidos y cuidados, me dieron la fuerza y la tranquilidad para seguir adelante,
enfocando energías en mi cura, comparte.
Por último, explica que, durante la enfermedad, no googleó sobre el tema y solo
preguntó lo que necesitaba saber, y no mucho más. "Fue un camino un poco a ciegas y con plena confianza en los médicos y médicas que me trataron", agrega.
Actualmente, Daniela, junto a otras ex-pacientes con las que conforman un grupo de
amigas "hermanas de sangre" colaboran y están activas en la concientización y el acompañamiento de quienes están pasando por una enfermedad oncohematológica.
"Antes del diagnóstico para mi leucemia era sinónimo de muerte, hoy es sinónimo de oportunidad, de camino, de poder" concluye.
¿Cómo colaborar con quienes están transitando la enfermedad?
"Donar sangre es donar vida", es el lema en estos casos. Porque estos tratamientos
requieren muchas transfusiones de sangre y para eso se necesita de los donantes.
También se puede donar médula ósea a seres queridos, pero también a desconocidos,
a través de la extracción de sangre que se realiza en el hueso medular, logrando
salvar vidas.
Septiembre es el mes de la concientización de los cánceres hematológicos. El
objetivo es visibilizar para que las personas consulten rápidamente ante los
primeros síntomas para iniciar a tiempo el tratamiento y lograr mejores
resultados.